En la actualidad, las grandes empresas de distribución de alimentos son conscientes de que los consumidores finales se preocupan cada vez más por la seguridad alimentaria de los productos que el mercado ofrece.
Los distribuidores de productos alimenticios, asumen la responsabilidad legal del producto que están comercializando bajo su marca, por lo que han fijado criterios para evaluar a sus proveedores, con el objetivo de estandarizar los procesos de homologación de productores de marcas blancas. Incluso han creado protocolos privados para tener garantías de la seguridad alimentaria de sus proveedores, entre los que destaca el IFS (International Food Standard), promovido por la Federación Alemana de Asociaciones de Comercio (HDE) y su homóloga francesa (FCD).
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